Por Luis Zamora Figueroa – Docente – Cobquecura
Digitalizado y Editado para www.cobquecurano.cl, previa autorización del autor.
LAS LEYENDAS E INFORMACIÓN QUE PRESENTAMOS A CONTINUACIÓN SON UN TRABAJO DE RECOPILACIÓN REALIZADO POR EL PROFESOR LUIS ZAMORA FIGUEROA, QUIEN FUERA DOCENTE DEL LICEO PROFESOR DIEGO MISSENE BURGOS DE COBQUECURA.
INTRODUCCIÓN
Toda leyenda es un sendero azaroso, una fantástica expedición que necesita una avasalladora capacidad de imaginación para fundirse con el laberinto de lo inexplicable. Este trabajo es una invitación para aquellos que aún disfrutan del éxtasis que proporciona el sentir propio, autóctono del alma popular, cromatizado por experiencias de antiguos vecinos de los pueblos.-
LEYENDARIO
Las siguientes leyendas han sido contadas por personas del pueblo, campesinos, alumnos del liceo y profesores, ya sea en las aulas del antiguo liceo, alrededor de un brasero ardiente en una noche de invierno, en la barra de la hostería Coyhaique o bien en la cima del cero El Calvario. Como toda leyenda, ésta va pasando de boca, motivo por el cual siempre tienen un tinte personal según el que la cuenta.-
- LA LOBERIA
Frente a Cobquecura, se hace visible la Lobería, con sus tres islotes donde apaciblemente descansan los lobos marinos. Según la leyenda estos islotes formaban parte de un castillo. Cada uno tenía un nombre y el más grande era el “castillo”, el mediano “la cochera” y el más pequeño “la perrera”.
El castillo era habitado por una reina famosa por su maldad y egoísmo; gustaba de burlarse de los mendigos que, confiados , recurrían a pedir comida, la cual ella prefería dar a los perros.
Un día cualquiera , llegó al castillo una mujer que, desesperada y hambrienta, rogaba la ayuda de la reina, pero ésta como de costumbre, no hizo más que entretenerse con el dolor ajeno. Ante tan cruel respuesta, la pobre mujer, con todo su dolor y humillación, profirió una maldición que salió de lo más profundo de su atribulado ser. Las proféticas palabras “ojalá que algún día caigan rocas que tapen tu castillo, tu perrera y cochera y que todo se llene de agua” se cumplieron sin demora. Todos los habitantes del castillo se convirtieron en lobos marinos. La reina, en cambio, se transformó en una graciosa loba blanca, formándose así la Lobería de Cobquecura. - LA LOBERIA Y LA LOBA BLANCA
Cuentan que el islote de la Lobería era un hermoso castillo con muchos súbditos y gobernado por una hermosa y humanitaria reina que era apreciada por todos los habitantes de los alrededores.
Un día de negros nubarrones y vientos huracanados que estremecían los árboles y las casas del lugar, una malvada bruja que vivía en el Cajón del Molino, cumplió con su maléfico plan de hechizar el castillo de la Lobería transformándolo en cuatro rocas, a los súbditos en lobos marinos y a la reina en una loba blanca.
Los pescadores, en las noches de luna llena, pueden ver la majestuosidad del castillo y las riquezas de sus súbditos, pero al día siguiente no saben si lo que vieron fue realidad o un sueño.
En los días que el cielo se cubre de nubes y el viento lanza al infinito su amenaza, en todo el pueblo se escucha los lamentos de los lobos que recuerdan con nostalgia sus mejores días y se ve a la loba blanca mirando hacia el cielo en busca de un milagro que los vuelva a su pasado feliz.
La gente del lugar sabe que los bramidos de los lobos anuncian lluvia y por tanto se preparan para ella cuando los escuchan.- - LA LOBA BLANCA
Hace muchos años en Cobquecura, hubo una hermosa india de piel blanca como la nieve y de cabellos negros como la noche, todo en ella inspiraba amor, pero a ella no le atraían los hombres, sólo sentía adoración por el mar, se sumergía en él, dejándose arrastrar e imaginando que era acariciada por éste.
El mar era su mundo, en el agua parecía transformarse, vivía plenamente, lo que no era así cuando salía hacia la orilla, era como si muriera, y que su vida quedara enredada entre las olas de ese mar que tanto amaba.
Había un indio que la quería y deseaba apasionadamente sin conseguir de ella ni siquiera una mirada.
Un día la vio desnudarse y sumergirse en el mar; fue a verla y enloquecido de pasión, quiso seguirla para aprisionar su cuerpo y maravillarse entre sus brazos, pero el mar se enfureció, y tiró al indio hacia la orilla, llevándose a la mujer sobre blancas olas con encajes de espuma hacia adentro; el hombre vio aterrorizado cómo unos brazos verdes la abrazaban, envolviéndola amorosamente y llevándola hacia el fondo del mar. Muy asustado, corrió hacia su tribu gritando lo que había visto, volviendo luego con todos sus compañeros al lugar del a tragedia y ¡tamaña sorpresa la que tuvieron al ver en el lugar donde había desaparecido la mujer, tres rocas parecidas a un castillo, emergiendo de las profundidades del mar, y sobre él una hermosa loba blanca tendida, mirando el agua!.
Un viejo indio dijo que los ojos de la loba eran los mismos ojos verdes de la india que se enamoró del mar. - LA SIRENA Y EL CERRO LA HUACHA
En el cerro La Huacha, que muchos años atrás estaba entre las aguas del mar, salía una linda sirena a peinar sus cabellos con una peineta de oro. Un pescador codicioso y de malos hábitos quería robarle la peineta, hasta que un día lo consiguió. Entonces, la sirena, se fue para siempre mar adentro. A los pocos días de los hechos, en el cerro La Huacha misteriosamente comienza a aparecer un gran perro negro con los ojos resplandecientes y rojos que espanta al más valiente de los humanos.- - EL PIUCHEN
El piuchen es una culebra con plumas, que da unos grandes saltos y aparece por las cuevas de las tumbas. Cada vez que muere alguna persona se mete en el ataúd y chupa la sangre del muerto. Hay personas que lo han visto asoleándose en las rocas cercanas al Quitre alto en Buchupureo; en el cajón del Molino en Cobquecura.-
Se dice que es producto de la fecundación de un huevo de gallina con una culebra, es muy ágil, silencioso y tenebroso. Hay quienes lo alimentan diariamente con leche y sangre animal como penitencia por el pago de algún pacto con el maldito.- - LA ERA DE PULLAY
En Pullay, al dueño de los trigales más hermosos del lugar, solía vérsele cada tarde poco antes de la puesta de sol, cabalgando fuesta en mano su caballo negro para recorrer orgullosamente sus trigales, los que parecían atrapar el sol por su brillante amarillo oro. Cierto día les ordena a sus trabajadores que en tres días más harían trilla; de inmediato entre aquella gente surgieron miradas y murmuraciones de desacuerdo, ya que la fecha indicada era el 2 de febrero, “día de la Virgen de la Candelaria” que desde mucho tiempo se respetaba dedicando el día a la meditación y no al trabajo. El patrón, hombre poco creyente, siempre decía que eran sólo tonterías y sin hacer caso de las advertencias de la gente ordenó los preparativos para hacer la trilla.
Las mujeres, con sus típicos trajes, iban de un lado a otro sirviendo chicha, mistela y del otro; los caballos azuzados por los inquilinos daban vueltas y vueltas pisoteando las doradas espigas, desprendiendo el trigo desde ellas al compás de los gritos ¡ a yegua, a yegua…! Todo era alegría y sudor, las cantoras con sus cuecas y tonadas y la chicha animaban hasta a los más quedados, ¡ a yegua, a yegua… A eso del mediodía se escucha un ensordecedor ruido a la vez que la tierra temblaba y se abría tragándose a todo lo que se movía: chiquillos, carretas, mujeres, hombres, caballos y cuanto había. El patrón intenta arrancar a caballo, pero éste tropieza hundiéndose junto a su dueño el que parecía aferrarse a su fusta, como a su vida. Al rato ya nada quedaba, una gran calma invadía a los campos, el agua brotaba poco a poco transformando la era en una pequeña laguna.
Hoy día en ese lugar se ve una especie de círculo hundido en la tierra con un pasto un poco más verde que el restante.
Comentan que la era de Pullay siempre permanecía con agua, hasta que un descuidado operador se motoniveladora rellenó con tierra el círculo de la laguna. Se dice que cada dos de febrero, en este lugar, a eso del mediodía se escuchan los ecos de las cantoras y la algarabía de la trilla con sus característicos gritos, ¡ a yegua, a yegua!… - UNA LUZ EN SAN JOSÉ
Un amigo de San José contó que una noche muy oscura al sentir un ruido salió al patio de su casa y que le causó gran sorpresa y curiosidad un objeto circular, como una pelota de tenis, muy luminoso que incluso alumbraba el lugar y se movía lentamente casi a ras del suelo. El lo siguió con el fin de tomarlo, pero cuando yo estaba a punto de hacerlo, el extraño aparato desapareció en el pie del tronco de un gran litre, lo que le produjo un tremendo temor. Así abandonada la persecución. Algunas personas aseguran que en ese lugar hay un entierro. - UN PERRO BLANCO EN LA REFORMA
En la Reforma; un trabajador, de regreso a su hogar se le atravesó un perro de color blanco. Como era un perro muy lindo el hombre lo sigue, pero desaparece en una barranca. Esto lo comenta con su padre, y ambos, al día siguiente, van al lugar donde el perro desapareció. Preparados con palas y picotas cavan en la tierra y al poco rato encuentran dos cántaros de greda vacíos. Continúan cavando y de repente comienzan a aparecer misteriosamente muchos sapos, por lo que los improvisados buscadores de tesoros se van muy atemorizados a sus casas. Aseguran que si ellos hubiesen continuado con la búsqueda se habrían encontrado con un gran tesoro consistente en muchas monedas de oro.- - DESTRUCCIÓN DEL PUERTO DE BUCHUPUREO
Muchos años atrás el puerto de Buchupureo era muy conocido por el gran movimiento económico que por el circulaba.-
La mayor riqueza y poder estaba en las manos de don Juan España Max, hombre acostumbrado a mandar y ser obedecido, y que sólo creía en la fuerza del dinero.-
Los habitantes del pueblo eran devotos y fieles de la Virgen del Carmen, patrona del puerto. Para ofrecer sus mandas y ofrendas, los creyentes debían pasar por las tierras de don Juan. Cada vez el poderoso se enfurecía más por ello, renegando de la Virgen ásperamente y quejándose porque el caminar de la gente le destrozaba parte de las siembras.-
Cierto día, enfurecido, mandó a su gran perro de color negro a sacar un paquete de velas que estaba depositado a los pies de la Virgen, pero el animal no le obedeció; embrutecido de rabia, extrajo un revolver y disparó enloquecido varias veces a la imagen, destrozándola. El castigo no se hizo esperar; el orgullo y vanidad de don Juan, de nada le sirvieron cuando en la noche, las embravecidas olas del mar arrasaron con todos sus bienes, sembrados, animales y bodegas del puerto, dejando como mudo testigo a unos pilotes de las bodegas en el rió y a un único poste del embarcadero entre las rocas, los que aún hoy se pueden ver.
El destino de don Juan aún es desconocido; algunos creen que después de la furia del mar se fue a España en busca de mejores horizontes. Para otros, desapareció junto a todo lo que el mar se llevó. Trágico fin para quien osó levantar la mano a la Virgen.
Pasado el tiempo la Virgen apareció en unos roqueríos de Huilquicura. - LA IGLESIA DE PIEDRA
La Iglesia de Piedra está ubicada en el lado Norte de Cobquecura, al lado del mar. Es una gran roca con forma de una gigantesca tortuga y en su interior posee una gran bóveda que comunica con el océano y dos túneles que salen hacia el continente; en sus paredes interiores se han formado curiosas grutas como las de las iglesias en las que la gente coloca Imágenes.
Desde su cima se aprecian hermosos paisajes de cerros, campos, roqueríos, playas y el potente romper de las olas en sus laderas pétreas formando impresionantes chorros de agua con sus fascinantes arco iris. Se cuenta como mucha verdad que en la parte de arriba existen algunos hoyos por los que caen los animales al abismo y jamás se vuelven a encontrar. Estos hoyos no se pueden ver ya que están tapados con la espesa vegetación de docas y otros que forman una blanda alfombra que no se debe pisar. - LA SERPIENTE DE LA IGLESIA DE PIEDRA
Las húmedas e inmensas cavernas de la iglesia de piedra eran el refugio de una gran serpiente de múltiples colores y de gran hermosura. Ella por esos lugares habitaba y en las horas de mayor calor salía a tomar el sol sobre las rocas espantando con su presencia a la gente del sector, pues le hablaba y ellos pensaban que al acercarse demasiado les atacaría. Esto llega a los oídos del hijo de un cacique, quien era un joven muy valiente y fornido, el que muy decidido les comenta a sus amigos que se encargaría de terminar con aquella terrible amenaza para la tribu. Por varios días rondó por el sector sin lograr ver a la serpiente hasta que cierto día por fin apareció; era gigantesca y tan hermosa como le habían comentado. Al tratar de acercarse para atacarla escuchó que le hablaba con una delicada voz, pidiéndole que no le hiciera daño pues ella tenía esa forma porque había sido victima del hechizo de una bruja y que en realidad era una princesa. El hombre, con grandes dudas y mucho temor, la deja sin hacerle daño. En los días siguientes iba a verla y a conversar con ella, pero sin acercarse demasiado ya que aún desconfiaba. La serpiente, poco a poco, se fue ganando la confianza del joven hasta que un día le dijo que lo amaba y que con un beso suyo se rompería el hechizo y volvería a ser como antes, una linda princesa india, y que todas sus riquezas le pertenecerían. El joven, que también se había enamorado de ella por su suave voz, poco a poco se acercaba más a ella hasta llegar a acariciarla. La serpiente permanecía quieta para no asustarlo, pero él, al verse atrapado en el cuerpo de la serpiente se desesperó y empezó a apuñalarla por todas partes. Gravemente herida y muy triste por la incomprensión de su amado se fue a refugiar en las galerías de la Iglesia de Piedra.
Pasados algunos días, en las rocas de la “piedra de la ventana”, se encontró el cuerpo desnudo y apuñalado de una hermosa mujer.
Averiguando en otras tribus ninguna mujer había desaparecido, quedando en todos la duda de que si esa mujer era la serpiente encantada que había retomado su cuerpo normal producto de los dolores de la muerte y del amor incomprendido - EL ENTIERRO DE LA IGLESIA DE PIEDRA
Asombro causaban las hermosas mujeres indígenas que radiantes de belleza y alegría solían bañarse en las limpias y frescas aguas de la cascada ubicada al lado este del camino de la iglesia de piedra y Buchupureo. Se trata de una pequeña caída de agua y un pozón de poca profundidad que está entre unos matorrales muy frondosos que llaman al reposo y meditación por estar en un lugar tranquilo y muy acogedor. Pero el deleite rápidamente se transformaba en pánico pues estas mujeres, al sentirse observadas, misteriosamente desaparecían delante de los ojos de los atrevidos, causando en éstos una rápida huida desde ese lugar. Ellas estaban ahí porque tenían la misión de proteger un gran entierro de oro y plata que algunos nativos habían quitado en la guerra a los españoles.
Estas hermosas fantasmas desaparecieron definitivamente cuando un valiente campesino venció el terror y sacó tan preciado tesoro. Hoy en día los descendientes del campesino gozan anónimamente de la fortuna de su antepasado. - PIEDRA LA SEÑA
Es una roca que está entre las aguas del mar a unos 500 mts., de la orilla de la playa, frente al Miramar y que se ve solamente cuando la marea está baja, pues al estar la marea alta sólo se notan las olas que rompen en ella. Por ese motivo es utilizada por los pescadores para ver el estado de las mareas y lleva el nombre que la distingue. - LOS REMOLINOS DEL GUANACO
En la temporada de verano por el camino interior del fundo “el guanaco” se forman frecuentemente muchos remolinos de viento que levantan una gran polvareda de trumao, lo que intranquiliza a la gente. A estos remolinos apenas aparecían, los trabajadores les pateaban y pisoteaban gritándoles ¡a diablo!, ¡a diablo!. Con el fin de desarmarlos y hacerlos desaparecer para que no molestaran más. - EL DIABLO EN LA CANDELILLA
En los atardeceres de otoño e invierno, en el sector “La Candelilla”, aparecía el diantre con la forma de burro y los ojos inyectados de sangre, e invitaba a los temerarios que por allí se atrevían pasar a subirse sobre su lomo, motivo por el que la gente huía despavorida de ese lugar. Hasta que un día, un grupo de niños que volvía de la antigua escuela de Cobquecura se encuentra con el maldito, el que los invita a subirse sobre su lomo, amenazándoles con “Al que se quede abajo me lo llevaré en cuerpo y alma al infierno”. Dicho esto, temerosamente alcanzan a subir cuatro niños, quedando uno abajo, pues no cabían más. El niño que no alcanzó a subir, desesperado, miró a los lados y apenas divisó una estaca de pellin que estaba botada, en un cerrar de ojos, la recoge y la ensarta con gran fuerza en el ano del animal para subirse en ella y así no ser llevada por el diantre. La bestia, al sentir la estaca en su cuerpo, lanza un gran resoplido, revienta y desaparece dejando un tremendo olor a azufre u una humareda muy espesa, salvándose de esa forma todos los niños. Desde aquel día del diablo no aparece por ese lugar, por el temor de encontrarse con esos chiquillos que lo hicieron reventar. - LOS DUENDES DEL ESTERO COQUETO
Cuentan que al internarse por entre los matorrales que rodean al estero “Coqueto” en San Ramón (en él, antiguamente, se extraía oro por medio del chayado) se escuchan gritos y voces que aterrorizan a la gente y espanta a los animales, ya que en un recodo y en el lecho del riachuelo existe un entierro consistente en oro, el que cuidan esmeradamente unos duendes. Por tal motivo nadie ha podido encontrar el preciado entierro. Cuando los duendes se descuida un poco el oro comienza a escurrir lentamente por el agua, y esto es el poco material que logran capturar los improvisados mineros con sus rústicas chayas. - LA CAMA DEL DIABLO
A orillas del camino de Quirihue a Cobquecura, por el lado izquierdo, se halla una piedra plana del porte de una cama qué tiene hasta el doblez de las sábanas. Se cuenta que por ahí un día paso el diantre encontrándose casualmente con una hermosa diablita de la que quedó prendado, y a la cual, acto seguido, la invita como él sabe “engañosamente” a descansar de la caminata en dicha cama. - EL ARCO DE LOS ENAMORADOS
Ubicado en la punta de las rocas de la rinconada de Taucú, es un arco de piedra, como un pequeño túnel, que tiene de fondo el cielo y el mar. En su salida, por la parte superior, sobresale una roca con la forma de un gran águila que está a punto de emprender el vuelo.
Los ancianos aseveran que cuando una pareja de enamorados pasa por el túnel del arco, al poco tiempo se casan y tienen una numerosa familia. - LAS HUELLAS DE LA CARRETA DEL DIABLO
Entre “El arco de los enamorados” y el acantilado del lado norte de esos roqueríos se puede apreciar dos huellas de ruedas metálicas de carreta inscritas en la dura roca y entre estas unas pezuñas como las de un burro. Se asegura que es la huella de la carreta del diablo que por ahí pasó haciendo de las suyas. - LA PATA DE LA MULA
Reventada de cansancio, llega una pobre mula, casi al frente del arco de los enamorados, por la gran carrera que se pegó al arrancar del diantre que se la quería llevar; al verse acorralada con toda su fuerza ella afirma una de sus patas en una roca para saltar hacia el mar escapando así del diablo dejando como testimonio impresa su pata en la dura roca.
Se cuenta que cada noche la pata de la mula cambia de color, si un día está amarilla al siguiente va a estar roja. - LOS PIRATAS EN TAUCU
Tiempo atrás llega a la rinconada de Taucú un barco pirata. Los malvados navegantes raptaban y violaban a las mujeres así como también asesinaban a los varones, adueñándose de las riquezas y alimentos que los indefensos habitantes poseían. Ante la desesperación de los miembros de la tribu, el hechicero decide salvarla lanzando de todo corazón un hechizo a los piratas y a su buque, el que de inmediato se dio media vuelta quedando con la quilla hacia el cielo y luego convirtiéndose lentamente en piedra y de esa forma, no molestando más a la gente del sector. El cerro en donde está la cruz, en la rinconada de Taucú, es el volcado y petrificado buque pirata de esta historia.- - LA PLAYA MURE
El Mure era un mariscadero nativo que normalmente utilizaba unas doncellas aborígenes para bañarse y mariscar en forma frecuente. Producto de un hechizo de una envidiosa mujer, las doncellas fueron convertidas en las dos rocas que se ubican en la playa junto a la desembocadura del río Cobquecura.- - PIEDRA LAS COMADRES
Piedras ubicadas una frente a otra en Talcamávida, fieles vestigios de una gran lección para dos amigas que por ambición y egoísmo se enemistaron. Un día de verano, como tantos otros, ambas hasta la falda del cerro y allí cada una eligió una mata de maqui para cosecharla. Una de ellas, con gran suerte encuentra una tan cargada que por eso rápidamente realizó su tarea, pero la otra mujer pensó que esa mata alcanzaba para las dos. La reacción de su comadre es molesta y no quiere compartir su hallazgo; la discusión sube de tono y la amistad se olvida, al mismo tiempo que, por designios superiores, van lentamente convirtiéndose en piedra.- - EL SALTO DEL DIABLO
En Mela, en la orilla del río, contraria a la costa existe una huella enorme sobre una roca. Se dice es la pisada del diablo desde donde salto hacia la gruta sur de la rinconada de Taucú en donde también está inscrita, en la base de la pared de la cueva, una enorme huella parecida a la de un asno. Desde ahí el demonio saltó hasta Buchupureo dejando grabada su pata de asno en la cueva del gato.- - LA SIRENA
Entre el cerro la Campana y el Cajón de los perros cuentan que en las noches se subía una sirena a una pequeña roca que está casi a la orilla de la playa a peinarse los cabellos con una peineta de oro y mientras lo hacía entonaba lindas canciones que hipnotizaban a quien escuchara.-
Un buen día, unos pescadores por ese lugar y al ponerse a escuchar el canto de la sirena quedaron de inmediato hipnotizados sumergiéndose en las profundidades del mar y así perecer por inmersión, perdiéndose para siempre sus cuerpos.-
Un anciano que conocía bien esa historia un día salió de pesca con unos jóvenes amigos, él les comento lo sucedido en señal de advertencia, pero ellos no le hicieron caso. El viejo al pasar por le lugar se tapó los oídos para no escuchar, los jóvenes rieron, pero casi al instante quedaron hipnotizados lanzándose al mar y así desapareciendo para siempre.- - LA POZA DEL CARNERO
Desde el puente “aguas abajo” en el estero Rehue, pasando a través de una espesa vegetación, casi en forma fantástica se presenta un paisaje de singular belleza por sus características especiales. Una pequeña cascada y un pozo muy profundo tallado por el agua completa el escenario natural, en donde a eso de las doce de cada día solía aparecer un carnero de gran contextura por sobre la cascada. Cuando el animal se daba cuenta de que algún humano lo espiaba se lanzaba a las profundidades de la poza, no volviendo a salir de las aguas y causando un gran asombro en los intrusos visitantes.- - NAUFRAGIO EN HUILQUICURA
Es comentado entre los pobladores más antiguos que, hace muchos años, frente a Huilquicura encalla en las rocas un barco pirata hundiéndose completamente con toda su carga y tripulación, sin salvarse nada ni nadie. Se dice que los restos del barco aun están bajo las aguas de ese lugar.- - PIEDRA LA CAMPANA
En el lado norte de la cueva de Huilquicura estaba la comentada “Piedra la campana”, llamada así, porque cada vez que la piedra era golpeada con otra similar emitía un sonido como el tañido de una campana, propagando un eco ronco y apagado.-
Dicen algunos que la piedra tapaba un profundo pozo y de ahí provenía dicho sonido de campana. Todo esto quedo en un enigma porque la piedra desapareció rodando hacia el fondo del mar, debido de las inclemencias del terremoto del año 1939 que azoto a la zona.-
Actualmente, en su lugar sólo se observa un derrumbe.- - LA VIRGEN DE SANTA RITA
Esta versión nos traslada a “Santa Rita”, lugar en donde aseguran los lugareños se asentó la Virgen después de desaparecer de Buchupureo. Años más tarde de aquellos terribles momentos de desolación y castigo, unos pescadores que pasaban frente a la cueva de Huilquicura contemplaron, con asombro, una aparición de la venerada Virgen que se agrandaba cada vez más. Conmovidos por tal milagro sintieron la necesidad de orar, demostrándole su fidelidad y profunda fe. Sus oraciones fueron escuchadas y la pesca resulto abundante y propicia, como nunca antes. Al despedirse, vieron que la imagen se achicaba hasta quedar del porte que hoy la vemos. Este milagro fue muy comentado por los esforzados pescadores y campesinos, creciendo así una profunda tradición de fe y religiosidad.- - LA VIRGEN DE SANTA RITA
La leyenda nos cuenta la historia de una desdichada mujer que era castigada brutalmente, sin motivo alguno, por su marido. Una vida demasiado triste para una débil mujer cuya fortaleza ya se había esfumado, quedando como única esperanza, la muerte. Así ocurrió. Un día, loca de su desesperación, se lanzo al mar desapareciendo bajo las tempestuosas olas. Pero no desapareció totalmente, sino que se convirtió en una Virgen estampada en las rocas, como un milagro que hace recordar a los lugareños tan triste episodio y que, al mismo tiempo, es motivo de fe que atrae a muchos creyentes que ofrecen devotamente las más increíbles mandas.- - LAS HADAS DE SANTA RITA
Afortunado es aquel buen hombre que el 1° de enero se atreva a incursionar por las galerías de la cueva de Huilquicura, pues dos hadas lo ayudan a atravesarla hasta el cerro Coiquén de Quirihue. Si las hadas lo encuentran amable, humilde y de buenos sentimientos le entregan un tesoro que cada día lo empobrecen más y más hasta dejarlo en la miseria más grande.- - LA CUEVA DE HUILQUICURA (DE SANTA RITA)
Antiguamente la cueva del Huilquicura era asombrosamente hermosa, con un esplendor y claridad digna del aposento de una reina. Pero como la gente hizo de la festividad una fiesta pagana, una división sin fe, causó el enojo de la Virgen, quien, para escarmentarlos, mandó a que la caverna se obscureciera y fueran tenebrosa a los ojos humanos, para que nadie nunca pudiese contemplar su belleza, aún con la ayuda de linternas por muy potentes que fueran. - RECONOCIMIENTOS
El recopilador de las presentes leyendas reconoce y agradece profundamente profundamente a las personas que de sus propios labios entregaron las versiones aquí plasmadas, así como también a los autores de la bibliografía consultada como “La tierra en que vivimos” de Sergio Ñuño, “Geografía del mito y la leyenda Chilenos” de Oreste Plath, apuntes de la biblioteca “Ignacio Carrera Pinto”, a los alumnos y profesores del Liceo Diego Missene Burgos. A mis hijos, que desinteresadamente, han apoyado con gran entusiasmo esta labor. Así como también a la profesora de Castellano señora Jacqueline Matamala por su infatigable ayuda.
GRACIAS
LUIS ALBERTO ZAMORA FIGUEROA
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